Por Rodrigo Moral
Flotando apenas es una obra de teatro de una hora que actualmente se presenta los jueves a las 21:00 h en el Centro Cultural Thames (Thames 1426).
En escena, dos actores y una actriz interpretan una historia casi cinematográfica relacionada con la captura de un pez mítico. El villano es un excéntrico millonario que recorre las aguas del río Paraná para hacerse con esta presa. Lo acompaña su amante, más joven que él, atraída por su dinero pero sobre todo por sus promesas de abrirle el mundo de la actuación y la fama. Esta aventura, para evitar la ley, los llevará a engañar a un pescador para obtener su ayuda. Este lugareño hosco e inocente no tardará en caer seducido por la muchacha. Sin embargo, el argumento (y esto es teatro) no es lo esencial de esta obra.

Lo verdaderamente esencial es la forma en que Juan Azar ha llevado adelante este proyecto. La escasez de recursos económicos -porque estamos frente a un proyecto de lo más independiente- hace que todo lo que sucede en escena sea completado por los cuerpos, con solo tres sillas, algunas linternas, algo de vestuario, una música adecuada y una iluminación que acierta con cada pincelada dramática. Estos elementos componen cuadros litoraleños y poéticos realmente impresionantes. Así, la falta de recursos materiales se convierte en la fortaleza de esta obra, haciendo que los cuerpos hablen con la fuerza de la caricatura y los contados elementos en escena compongan una lúdica y vívida fantasía.
Párrafo aparte para Zoe Baez y Valentino Naughton (la amante y el millonario) que junto con Juan Azar hacen un conjunto delicioso de voces, gestos y rictus corporales que terminan de componer esta minisinfonía teatral. La palidez de Baez, el exotismo delicado de su rostro, cortado por la delgadez, la plasticidad con la que maneja su cuerpo enfundado en el vestuario elegido por Pepe Arias y Mariela Peroni, son un acierto a la hora de dar vida a esta aspirante a actriz. Por su lado, Naughton nos lleva a la caricatura más acabada del villano: siniestro, obsesionado y arrogante, y que sin embargo genera una simpatía desde la impavidez con que lo interpreta. Sus acentos de drama en el rostro y el timbre de voz terminan de caracterizar un personaje ridículo pero al mismo tiempo amenazante.
¿Por qué en Flotando apenas nos sumergimos en un paisaje, nos adentramos en un río y caminamos por muelles si apenas hay un telón negro de fondo? Vemos el paisaje, el río y el muelle porque el movimiento de los cuerpos son el principal recurso de la poética de la obra. Si uno quiere ver un río ¿tiene que montar un río en escena?, ¿o es preferible levantar el río en la imaginación del espectador? La evocación tiene un poder creativo que lo dado desconoce.
La obra es inteligente y sumamente disfrutable, con dosis de humor y tintes de drama. El texto y la dirección de Juan Azar logra momentos líricos pocas veces vistos en el teatro. Flotando apenas es la poética del cuerpo, del texto y de la puesta en escena.
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