«Si me necesitas, llámame» de Raymond Carver

Los dos habíamos estado involucrados con otras personas esa primavera, pero cuando llegó junio y terminaron las clases decidimos poner en alquiler nuestra casa en Palo Alto y trasladarnos a la costa más al norte de California. Nuestro hijo, Richard, pasaría el verano...

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«Sombras sobre vidrio esmerilado» de Juan José Saer

A Biby Castellaro. ¡Qué complejo es el tiempo, y sin embargo, qué sencillo! Ahora estoy sentada en el sillón de Viena, en el living, y puedo ver la sombra de Leopoldo que se desviste en el cuarto de baño. Parece muy sencillo al pensar «ahora», pero al descubrir la...

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«Más allá se encuentra el wub» de Philip K. Dick

Faltaba poco para terminar de cargar. El optus, de pie, con los brazos cruzados, fruncía el ceño. El capitán Franco bajó despacio por la pasarela y sonrió. —¿Qué ocurre? —le preguntó—. Te pagan por esto. El optus no dijo nada. Recogió sus túnicas y dio media vuelta....

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«Las Ballenas» de Gabriel Payares

Este relato se encuentra publicado en el libro Lo irreparable de editorial Corregidor. Para E. Ahora que los mares están llenos de ruidos mecánicosy de ultrasonidos artificiales, los mensajes entre lasballenas tienen demasiadas interferencias para quepuedan ser...

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«El extranjero» (casi una road movie) de Gabriel Payares

Este relato se encuentra publicado en el libro Lo irreparable de editorial Corregidor. El pensamiento de un hombre es,ante todo, su nostalgia.Albert  Camus 1. No sentí nada particular cuando me entregaron las cenizas de Mamá, ningún desgarro en las tripas, ningún...

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«Colinas como elefantes blancos» de Ernest Hemingway

Del otro lado del valle del Ebro, las colinas eran largas y blancas. De este lado no había sombra ni árboles y la estación se alzaba al rayo del sol, entre dos líneas de rieles. Junto a la pared de la estación caía la sombra tibia del edificio y una cortina de cuentas...

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«Cabecita Negra» de Germán Rozenmacher

A Raúl Kruschovsky. El señor Lanari no podía dormir. Eran las tres y media de la mañana y fumaba enfurecido, muerto de frío acodado en ese balcón del tercer piso, sobre la calle vacía, temblando encogido dentro del sobretodo de solapas levantadas. Después de dar...

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«¡Adiós, Cordera!» de Leopoldo Alas, “Clarín”

Eran tres: ¡siempre los tres! Rosa, Pinín y la Cordera. El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo...

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«Acuario» de Amalia Jamilis

Entrarás de golpe, Sebastián, y fruncirás las cejas en un signo de mal humor. El aire de la habitación te parecerá irrespirable. Las ventanas, cerradas durante la noche, conservarán los olores entremezclados del sueño, de las algas y de los pescados. Enseguida mirarás...

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